viernes, 21 de junio de 2013

“Cuando evitas un suicidio sientes una satisfacción inexplicable"






El año pasado el Teléfono de la Esperanza de Valencia atendió 9.000 llamadas de ayuda. A pesar de ser su labor más famosa, descolgar el auricular y escuchar es sólo un 40% de las actividades que realiza esta ONG donde también se ofrecen distintos cursos para superar crisis personales, se realizan reuniones para personas que se encuentran solas y se regalan sesiones de ayuda con psicólogos y otros especialistas.


Una de las voluntarias conversa con Teo Martín en la sede valenciana que se encuentra enclavada en el número 9 de la calle Espinosa. Allí trabajan cerca de 180 voluntarios que se reparten los turnos para recoger las llamadas realizadas a su número, 96 391 60 06, y que entran por las tres líneas telefónicas habilitadas.

Teo Martin, responsable de comunicación, explica que mucha de la gente que llama sólo necesita hablar y desahogarse: “A veces cuando tienes un problema te parece insalvable hasta que hablas con alguien”. Son tiempos difíciles y ellos lo han notado en las veces que suena el teléfono: “Podemos decir que han aumentado en un 30% las llamadas derivadas de la crisis y por todos los problemas derivados que conlleva como, por ejemplo, la ansiedad”, apunta el voluntario.

Durante 2012, el Teléfono de la Esperanza recibió 402 de contenido suicida. Aquí deben diferenciarse tres tipos: las de ideas suicidas, las de crisis suicida y en las de suicidio en curso: “Hemos tenido gente que te llama y te dice que ya se ha tomado un bote de pastillas, entonces tenemos que intentar que llamen al 112 y si conseguimos dirección lo hacemos nosotros”, comenta.

Para Martín el tema del suicidio no debería ser un tabú siempre que se trate de forma correcta. “Es un mal que hay que atajar y lo malo es cuando entramos en el amarillismo, no es normal que convirtamos en héroe a un artista que se ha quitado la vida siendo joven porque el suicidio es una tragedia”, comenta.

Con tal de poder enfrentarse a este tipo de situaciones, los voluntarios tienen que hacer cursos de formación previos antes de atender el teléfono. Su lema es ‘Crecemos para ayudar y ayudamos para crecer’. “Les enseñamos a ser fuertes psicológicamente para poder afrontar las crisis, a la mayoría les sirve también para su vida personal, no se puede ayudar a nadie sin ayudarse antes a uno mismo”, apunta y asegura que son bastantes los que acuden a las sesiones de formación sólo como terapia propia.

Para Teo Martin, que lleva 22 años en la ONG, no hay nada como ejercer el voluntariado: “Cuando te llama alguien que se ha intentado suicidar dándote las gracias por haberlo evitado, se siente una satisfacción que no se puede explicar con palabras”.

Una voluntaria atiende una llamada.
A la mayoría de personas que llaman al teléfono les basta con que alguien las escuche un rato. Otras se animan a apuntarse a las muchas actividades que se organizan desde la ONG. 45 psicólogos, seis orientadores familiares, dos abogados y una trabajadora social atienden a pacientes de forma gratuita e inmediata en el piso de la calle Espinosa. “No somos como la Seguridad Social, aquí damos cita rápido”, bromean los voluntarios.

A las consultas se suman los cursos y talleres. Los hay para superar las rupturas sentimentales, para afrontar la muerte de un ser querido, para educadores, para aprender a vivir con una enfermedad y para fomentar los buenos pensamientos. Aunque, sin duda, el que más éxito tiene en palabras de Teo Martin es el programa ‘Entre amigos’: “Cada sábado por la tarde abrimos las puertas a todas las personas que viven en Valencia y se sienten solas con el fin de que puedan entablar una amistad”. Comenta que acuden desde personas ancianas hasta inmigrantes. Las tardes siempre comienzan tomando café y unas pastas para romper el hielo.


Fundación

Corría el año 1971 cuando el Teléfono de la Esperanza fue fundado en Sevilla por el religioso Serafín Madrid. Era una época en la que mucha gente se trasladaba del campo a la ciudad y eso provocaba una sensación de desarraigo y soledad. “En aquellos años pocos tenían teléfono, era una forma de comunicación que empezaba a extenderse y Serafín pensó que esa tecnología podía ayudar a los necesitados poniendo una línea que funcionara las 24 horas”, explica Teo Martín.


Al año siguiente llegó a Madrid y después a la capital del Turia, delegación de la que es presidente Ángel Madrid, hermano del fundador. A día de hoy el Teléfono de la Esperanza está presente en 24 ciudades españolas y en distintos países como Portugal, Inglaterra, Suiza, además de naciones de América Latina y siempre para población de habla hispana.



Su línea siempre está abierta para el que quiera ser escuchado.




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