martes, 7 de octubre de 2014

Mantén el equilibrio emocional.

1. No te identifíques con tus preocupaciones. Piensa que son más cavilaciones estériles que reflexiones útiles. Las preocupaciones son errores de enfoque, así que conviene no dejarse engañar por ellas. Amplia tu foco e incorporar todas las posibilidades y oportunidades de que dispones.


2. Calibra de una manera realista tus inquietudes. A veces un problema nos secuestra emocionalmente como si en ellos nos fuera la vida. Acostúmbrate a medirlo de 0 a 100. La mayoría de nuestras preocupaciones se sitúan entre 0 y 20. Así te e ocuparas de ellas, pero en un ambiente más distendido y sin las imprensión de que se trata de un asunto gravísimo.



3. No te dejes llevar por tus necesidades de controlarlo todo. Es una tarea que nunca se acaba, porque detrás de cada asunto surge otro. La necesidad de control te condena a estar permanentemente desbordado y a ser presa fácil de la ansiedad. Acepta que hay muchas cosas siguen su rumbo y muchas personas a tu alrededor con sus propias cotas de responsabilidad. Aprende a delegar y a sentirte cómodo en cuando el proceso esta aun sin acabar. Deshazte de la impaciencia.



4. Acepta que no eres omnipotente. Hay muchas cosas que jamás podrás
hacer. ¿Triste?. Puede que tu tristeza te dolerá menos que toda la tensión de las quimeras imposibles. Y ser mucho más fecunda, porque que así la dedicaras tu energía a todo eso que si depende de ti.

5. Aprende a sentirte cómodo en la incertidumbre. No tienes todas las respuestas, y nunca las tendrás. Muchas llegaran a su debido momento. Y otras quizá no lleguen nunca. Pero la bueno noticia es que no necesitas saberlo todo para vivir. Lo que necesitas para vivir es aprender a aceptar los ritmos de la vida y a desarrollar la confianza en ti y en la vida.

6. Aprender a aceptar los problemas. Toda tu vida va estar llena de problemas. Si no te gusta ese nombre, puedes cambiárselo: toda tu vida va estar llena de retos, de lecciones. Todo está en movimiento, las situaciones son cambiantes, y lo mejor que puedes hacer es desarrollar una buena capacidad de adaptación. Los problemas no son más que ejercicios de aprendizaje que te ayudan a crecer.

7. Admite que las adversidad existe. A veces las situaciones de tu vida no serán como te gustaría, y tendrás la impresión de que todo te llega a contradirección. Forma parte de la vida. La otra parte es que, a veces, todo te resulta favorable. Deja a un lado la pregunta victimista "¿Porque que a mí?. Porque forma parte de la experiencia humana. Deja que la adversidad que sufres tú te conecte con la adversidad que sufre el resto del mundo. Desarrollaras compasión humildad y sabiduría.


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