jueves, 19 de febrero de 2015

¿CÓMO CONVENCER A ALGUIEN PARA QUE VAYA AL PSIQUIATRA O AL PSICÓLOGO?

Suena el teléfono. "¿Doctor? Mire, mi marido está fatal, le pedí cita con usted, pero no quiere ir". ¿Qué puedes hacer si alguien necesita visitar a un profesional de la salud mental y no quiere? Aquí tienes algunas sugerencias:

1.- ACÉPTALE ASÍ COMO ESTÁ, ASÍ COMO ES. 
Es fácil escribirlo y muy difícil hacerlo, pero si le quieres de verdad no costará tanto. Le quieres, con y sin enfermedad. Aceptación incondicional. 

2.- PLANTÉATE SI LE SEGUIRÁS QUERIENDO AUNQUE NO VAYA. 
Sin un plan para él. Con respeto absoluto por su libertad. Si es así, le comunicarás mucho mejor la verdadera intención de su visita al profesional: que él pueda encontrar su bien. Si no es esta tu intención, mejor déjalo estar. 

3.- ESCUCHA. 
Acércate a escuchar cuidadosamente: qué piensa él, cómo se siente, qué le sale "de las tripas". Un paciente con una grave enfermedad se quejaba de que todo el mundo le decía lo que tenía que hacer hasta que llegó a una asociación de enfermos y le preguntaron "y tú ¿cómo te encuentras?" y eso supuso un gran cambio para él porque se sintió escuchado y respetado. 

4.- COMPRENDE. 
Después de haberle aceptado y escuchado, interésate de verdad por él, intenta pensar sus pensamientos, entender con su lógica, emocionarte con sus emociones, sentir sus sentimientos, ver con sus ojos, cómo lo vive, qué sensaciones tiene. 

5.- NO LE DIGAS LO QUE TIENE QUE HACER. 
No pongas el acento en lo que hace o no hace. Quiere estar sano y necesita su tiempo. Ayúdale a darse cuenta de que sí puede elegir afrontarlos e intentar solucionarlos. 

6.- CONECTA CON ÉL. 
Con su sufrimiento, con alguna necesidad, con algo que quiera cambiar, con algún aspecto que a él le importe: físico, personal, de una relación afectiva o de amistad, de los hijos u otro familiar, de la vida laboral, de algún aspecto económico, de recibir una pensión. 
Desde ahí puedes plantear si una visita a un profesional le allanaría el camino hacia eso que él desea, que no tiene por qué coincidir con lo que a ti te parecería mejor. 

7.- NO LE CULPABILICES. 
Él no ha elegido lo que le pasa. Ayúdale a considerar que lo que ocurre genera dificultades que son abordables, que se pueden cambiar y se encontraría mejor. 

8.- PROPÓN UN FUTURO DIFERENTE. 
Si él desea un futuro mejor sin ese sufrimiento, o si tú se lo haces ver, puedes hacerle caer en la cuenta de que la salida de ese atolladero está condicionada en parte por resolver algunos síntomas que tiene ahora y que le pueden estar bloqueando. 

9.- CONOCE SU MIEDO. 
Procura conocer por qué no quiere ir al psicólogo o al psiquiatra, cuáles son los miedos, qué riesgos ve, qué amenazas, dificultades, problemas y obstáculos. 
Sugiérele soluciones o alternativas para cada uno. Si no conoces esas posibles soluciones asesórate con el médico de cabecera o con algún amigo profesional de la salud mental de tu confianza que te dé ideas. 

10.- HAGAMOS ALGO DISTINTO PARA QUE EL RESULTADO SEA DISTINTO. 
A veces se encuentran entrampados en la indefensión aprendida. Un estado en el que se ve incapaz de cambiar porque ha "mal aprendido" que, haga lo que haga, nada va a cambiar. 
   Si le haces ver ese dilema que le boicotea y propones algo distinto que no haya hecho, quizá se encienda la esperanza. 

11.- CON CARIÑO. 
El cariño es un lenguaje que casi todo el mundo entiende. A veces debe ir de la mano de la fortaleza, del interés, de la constancia, de la aceptación, de la confianza y alejado de la imposición. 

12.- PREGUNTA SI YA LO HA INTENTADO. 
Pregúntele si ha considerado la posibilidad de pedir una opinión, ayuda para resolver eso que le preocupa. A lo mejor ya acudido y no lo sabes o ha tenido malas experiencias y por eso no quiere volver. 

13.- FACILÍTALE INFORMACIÓN. 
Busca información fidedigna relacionada con lo que parece que le pasa. Dásela para que pueda entender que no es un bicho raro, que le pasa a más personas, que se puede vivir mejor y también entender el motivo de tu preocupación. 
   En la red hay páginas fiables con información médica adecuada, suelen llevar el sello HonCode, Web Médica Acreditada o similar. Por ejemplo del NIMH o FEAFES. 

14.- PLANTÉALE UNA VISITA AL PSIQUIATRA O AL PSICÓLOGO SIN COMPROMISO. 
Con el profesional que él quiera. Que primero lo conozca y luego decida si seguir lo que le proponen. Por probar no se pierde nada. Preguntar no es ofender. "Si no te pasa nada, pues mucho mejor, nos quedamos tranquilos y todos contentos." 

15.- QUE ELIJA PSIQUIATRA, PSICÓLOGO O NEURÓLOGO. 
Valora si le resultará más amable, menos agresivo o menos "estigmatizante" con un psicólogo, un psiquiatra, un neurólogo con formación en psiquiatría, o un especialista en medicina psicosomática. 
Cada uno tenemos nuestros mitos, preferencias, gustos, juicios y prejuicios. Cuanto más le facilitemos el camino, más agradable será para él. Hay muchos modos de llegar a la salud. 
Sugiere varios profesionales. Privados y públicos, de distintas edades, sexo, orientaciones profesionales, quizá en un centro de salud que no sea el habitual, o sí, lo que él prefiera, para que le sea más fácil elegir. 
Cuenta con el médico de cabecera, son muy buenos. Se puede acudir al médico de cabecera como una primera aproximación y preguntar en general. Tienen formación para empezar a dar con la solución, así ya le conocen y pueden ayudar. Si se deja acompañar, mejor. 

16.- ENTRA POR LOS SÍNTOMAS QUE PUEDA ACEPTAR. 
Puede haber síntomas más comunes, aceptados socialmente, que generen menos vergüenza o estigma. Servirán como una tarjeta de presentación más fácil: alteraciones del sueño, ansiedad, tristeza, falta de energía, estrés. Anímale a que consulte primero por esos motivos. 

17.- OTRAS PUERTAS O VENTANAS. 
Si parece que te das con un muro busca la forma de entrar que pueda ser más aceptable para él. Si necesita cuidados que pida cita con la enfermera del centro de salud del barrio. Si está buscando ayudas económicas que vaya al trabajador social. Si hay temas relacionados con la comida, que acuda a un nutricionista. Si tiene dolores musculares o cansancio, un fisioterapeuta puede ser un buen comienzo. 
Alguien conocido por él, como el farmacéutico de la esquina o la del herbolario. Imaginación al poder. Un profesional que pueda empezar a ayudarle. 

18.- EMPUJAR SIN FORZAR. 
A veces, es necesario tomar las riendas y, sin obligar por la fuerza, ponerse pesado y llevarle, porque él sabe que es por cariño. Ya el profesional hará su trabajo. 

19.- POSIBILIDAD DE TRATAMIENTO INVOLUNTARIO. 
Cuando alguien tiene una parada cardiaca no se le pregunta si quiere ser reanimado. Cuando alguien ha perdido el control de sí mismo y corre riesgo grave él u otras personas, habrá que intervenir sin preguntar.  
Esto lo decide un médico y lo valida un juez. Se puede activar a través del 112 o de las agencias de tutela de adultos, cada comunidad tiene sus trámites.

20.- LIBERTAD. 
Si no es un caso extremo de enajenación siempre es mejor que, aunque enfermo, sea libre y responsable de su vida, aceptando las consecuencias de sus decisiones, que sano y sometido a tener que ir a un médico como víctima irresponsable. Los demás también tomaremos nuestras decisiones en consecuencia. 

Mi experiencia con las personas que vienen sin querer venir es que, tras la pregunta ¿qué te trae por aquí?, responden con tono de queja: mi padre o mi amigo o el que está fuera esperando. Cuando les digo, pues si tú no quieres estar aquí, aprovecha que no nos ven y te vas. "Bueno, ya aprovecho, porque sí que quería comentar que...". 

Carlos Chiclana
Médico Psiquiatra  (FUENTE: http://www.europapress.es)

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