domingo, 17 de mayo de 2015

Las tres cribas

Un día, un discípulo fue a ver a su maestro y le dijo en confianza:

-Maestro, tienes que saber lo que andan diciendo de ti. Dicen que…

-Espera- interrumpió el maestro-. ¿Pasaste el mensaje por las tres cribas?

-¿Tres cribas?- preguntó el discípulo con asombro.

-Sí, tres cribas. Veamos si lo que me quieres decir puede pasar por la primera criba: ¿Tienes la seguridad de que es verdadero?

-Oí decir…

-Hablemos entonces de la segunda criba. Lo que me quieres contar, aunque no sea exactamente verdadero, ¿es algo bueno?

Dudando, el discípulo respondió:

-No. Me parece que no es nada bueno para ti.

-Adelante. Utilicemos la tercera criba y veamos si es útil lo que me quieres contar.

-¿Útil? Sinceramente, no lo sé.

-Entonces- dijo el maestro-, si lo que tienes que decirme no es verdadero, bueno ni útil, prefiero no saberlo. Y tú debes aprender a callar.

A veces nos dejamos llevar por nuestra necesidad de comunicar a cualquier precio, de acercarnos al otro a través del chismorreo, de la critica fácil sin fundamento y dejamos de ser dueños de nuestros silencios, para convertirnos en esclavos de nuestras palabras.

No hay comentarios:

Publicar un comentario